La villa abandonada 

Chalets y apartamentos de fantasía que se quedaron en el abandono en la costa marroquí del Rif

Mansiones cercas de la playa con valor de 30.000€ quedaron obsoletas con el paso del tiempo. / Marruecos, 2024.

Cap de l’eau, Cabo de Agua en español o Kaboyawa en bereber, es un pueblo bastante concurrido en la parte rifeña de Marruecos en los veranos. Miles de turistas alquilan en diferentes departamentos del pueblo como consecuencia de la inexistencia de hoteles. 

Los precios que rodean a los apartamentos situados en el centro del pueblo, o en primera línea de playa, pueden oscilar entre los 150-250€ en caso de que sean dos adultos para una semana. Factores como la compañía de niños y la suma de más adultos hará que el precio, relativamente, suba. 

Vista de los apartamentos que colinda con la línea de chalets «Les Jardins de Cap de l’Eau» / Marruecos, 2024.

No obstante, más allá de los pisos turísticos localizados dentro del pueblo, en las afueras del pueblo, a menos de 20 minutos de la playa en coche, se encuentra «Les Jardins de Cap de l’eau», traducido en español como los «Jardines de Cabo de Agua». Una urbanización de aproximadamente 100.000 metros cuadrados divididas en chalets y apartamentos con una vasta lujosidad en su arquitectura. Los carteles de inmobiliarias marroquíes que dan la bienvenida y despedida del área urbanizada la tachan como «la perla del mediterráneo» o de «una oportunidad difícil de rechazar». 

Vista interior del garaje de los apartamentos de «Les Jardins de Cap de l’Eau»./ Marruecos, 2024.

Pese a que la vista desde lejos es bastante atractiva, la realidad que se espera una vez que te adentras dentro de las edificaciones es otra película. Cada tres chalets, se puede apreciar el cartel de «À vendre», a vender en español; o el de «À louer», para alquilar junto al número de contacto del arrendatario. 

En cuanto a los apartamentos, no hay más que un par de habitantes en el portal pasando un agradable rato frente al sol antes que el atardecer oculte y enfríe el lugar cada vez más. Las puertas de los portales, un poco oxidadas y pasados de su color gris natural, no invitaban a entrar por lo vacío que estaban. Cuanto más metros se recorren entre los apartamentos, más silencio había entre las casas. De repente, se hizo eco una llamada telefónica entre un inquilino, que se encontraba sentado en su silla frente a la ventana mientras que apoyaba sus pies sobre los barrotes de la misma, hablando acerca de sus planes después de la puesta del sol. Era el único ápice de vida entre portales. 

Cartel publicitario de «Societé Haj el Qaïti», inmobiliaria que vende dichos apartementos y chalets, pero sin resultados en las páginas de búsqueda. / Marruecos, 2024.

Las grandes casas de color blanco se alejaban muchísimo de lo que se anunciaba en el gran cartel de publicidad del recinto. Según la «Societé Haj el Qaïti», inmobiliaria que vende dichos chalets, ofrecían chalets finalizados que incluían 5 habitaciones, pasillo, cocina, 2 salas de estar, garaje y jardín (con posibilidad y permiso para ampliarlo). Sin embargo, cuando uno se planta enfrente de ese palacete de ensueño, sólo se encuentra un chalet abandonado, en ruinas, y sin terminar. De hecho, se puede observar una gran contradicción en su oferta. Bajo otro número, ofertan los mismos chalets “semiacabados”. Algunos se encuentran sin puertas, sin ventanas o cementadas para que no haya signos de personas ocupando el lugar.

Los precios de las viviendas mencionadas en esta pieza es una aproximación. Ya que no hay información relativa a la Sté Haj El Qaïti. Sin embargo, otros chalets que están bajo la propiedad de otras inmobiliarias sí que tienen un precio asignado. 

Chalets, visiblemente deteriorados por el abandono, con un cartel de «Se Vende». / Marruecos,2024.

La inmobiliaria «Groupe Bijoux immobilière» tasa a los chalets mínimo en 310.000 DH (31.000 euros). En su página web, con fecha antes de abril de 2011, ofrecen una imagen en 3D del resultado final de la urbanización. Sin embargo, si se busca más información de la compra-venta de los apartamentos, no se encuentra apenas información.

La crisis que pasa el Maghreb y la especulación inmobiliaria da a consecuencia que aquellos pisos, pese a su estado, sólo cumplan una única función: satisfacer a los turistas en verano y que el paso del tiempo el estado de lo que en su día era una villa de ensueño se quede en lo que siempre fue: un sueño. 

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