30 años congelados

Exploración a la transformación de un punto que divide a dos países sin relaciones diplomáticas, pero con el tiempo se ha convertido en un lugar turístico 

Punto de vista de la separación visible entre la valla marroquí y la valla argelina. / Marruecos, 2024.

Pasaron 30 años desde que la frontera terrestre entre Marruecos y Argelia, que separa las ciudades de Saïdia y Oujda en Marruecos de Marsa Ben M’Hidi y Maghnia en Argelia, esté cerrada desde 1994. Un lugar que, desde la lejanía, parecía un punto cero de un conflicto político e inaccesible pasa a ser un lugar turístico que acerca a lo que en su día fue la unión y sintonía de ambas naciones. 

El recorrido para llegar hasta ahí recuerda a un pequeño viaje en el tiempo. Cuanto más te acercas a la medina de la antigua Saïdia, más te adentras en aquel agosto de 1994 que se cerró las relaciones diplomáticas. 

Avenida principal que lleva directo al punto turístico del vallado de Saïdia. / Marruecos, 2024.

Como si fuese un escenario de película, el valle que conforma el punto limítrofe entre al-Jazā’ir y al-Maġrib es separado por un vallado en una depresión, haciendo que la escalada sea una labor más difícil para cruzar de manera ilegal la frontera. Además, tanto la policía marroquí como la militancia argelina están presentes, y armados, en cada uno de los bordes del límite fronterizo. 

La exhibición nacionalista está bastante presente tanto en Algeria como en Marruecos. Siete astas con la bandera argelina y ocho astas con la bandera marroquí ondean con el viento racheado que golpeaba en el valle. 

Panorámica de la bandera de Marruecos frente a las ocho astas de la bandera argelina. / Marruecos, 2024.

Turistas de la zona magrebí y de la zona argelina se presentan en el mirador para apreciar de lo cercano, y a su vez lejano, que te encuentras del país vecino. De vez en cuando argelinos y marroquíes intercambian saludos después de alzar la voz y hacer gestos. Incluso, algún que otro coche revienta su claxon para que se note su presencia o, en rara ocasión, sintonizan el himno nacional de su país a todo volumen. 

Pareja que visita e inmortaliza la valla que separa Argelia y Marruecos desde el mirador. / Marruecos, 2024.
Decenas de marroquíes que se quedan observando lo que hacen los vecinos argelinos. / Marruecos, 2024.

Los fines de semanas, la tasa de turistas incrementa haciendo que varios vendedores ambulantes. Entre ellos está Farid, dueño del Café Najma que es un coche de tres puertas con una cafetera dentro. Él reside en Saidïa y cada mañana coge su pequeño turismo y se presenta en el mirador para hacer caja de su negocio. Comenta que cada ciertos sábados se presenta una marrakshia, un grupo de personas que se encargan de animar el ambiente ya sea en una boda, en un bautizo o en cualquier evento de la cultura marroquí. 

Tres décadas pasaron desde aquel cierre. Parece ser que la situación no cambiará. El cierre continuará. Pero, de alguna forma u otra, conecta a aquellos que en su día podrían cruzar sus calles sin problema. Quién sabe lo que deparará el futuro, pero solo queda apreciar el otro país desde una valla acompañado de un café. 

El café Najma hace su servicio de ofrecer bebida y comida para aquellos turistas que desean visitar el punto más cercano entre Marruecos y Argelia de la zona. / Marruecos, 2024.

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